El minué de Martin Tanaka
Ahora que la billetera de Soros amenaza con eclipsar, pareciera que todas nuestras ONGs - ¡claro! observando siempre el justo medio entre los buenos modales y el qué se le va hacer - han dispuesto que todos sus célebres think thank, de rey a paje salgan a “hacer la América”. Y así, sin olvidar aquello de un Dios para todos y cada uno para su Santo, los vemos día a día por calles y plazas, haciendo el ridículo sin perder la compostura, ofreciendo en dura y reñida competencia el ungüento de su mágico saber.
Uno de estos afamados personajes es don Martín Tanaka, peregrino permanente en procura de la mágica frase que lo haga ascender de observador curioso a opinólogo, de ensayista a analista político, para luego trascender, por fin, a pensador. Pero, ¡malgre lui les temps! el camino es largo, los tiempos aprietan y la magdalena no está para tafetanes. Por ello, Martín Tanaka, muy a su pesar, ha terminado por alquilarse como operador político de …¿podía ser otra acaso? , de Keiko Fujimori.
Así, en sabroso artículo (Cómo Bailar el Vals, La República 15/1/2017), por lo revelador de las convicciones éticas y políticas que animan a toda una canalla seudo intelectual, un empolvado Tanaka, más que mostrarnos cómo se baila un vals, (jaranero y con cajón) nos ha ofrecido, con peluquín y todo, el espectáculo completo de cómo se baila el minué. Es pues la nueva versión del Baile del Chino que también encarnó su homólogo moral, el ex ministro Francisco Tudela: El minué de la vendimia y la corrupción política.
Hecho un Sun Tzu nos ha dicho que
“El dilema del fujimorismo es que, de un lado, necesita presentarse como la cabeza de la oposición…evitando ser rebasado por la izquierda…Pero al mismo tiempo, el fujimorismo del 2021 requiere que haya elecciones en ese año y una transición gubernamental mínimamente ordenada y estable, por lo que necesita apoyar al gobierno en asuntos clave…”
Este es digamos el contexto, el cuadro general. Veamos ahora la conseja del hábil estratega (de algo hay que vivir pues):
“Una referencia de cómo se juega un juego como este es la relación que estableció Alan García y el APRA con el gobierno de Alejandro Toledo. Este gobierno se desgastó muy rápidamente y llegó a tener niveles de aprobación de apenas un dígito…El escenario de la vacancia y del “paso al costado” rondó durante los momentos más críticos del gobierno; sin embargo, García logró el objetivo de arrinconar al gobierno, aparecer como líder de la oposición, evitar ser desbordado desde una opción de izquierda en las elecciones de 2006, y al mismo tiempo dejarle oxígeno al gobierno para que llegue hasta el final…”.
Finalmente, el sésamo ábrete, el parto de los montes:
“Para que el fujimorismo realice una faena similar, se requiere que entiendan la naturaleza del juego: se trata de golpear, pero nunca al extremo de impedir que el juego continúe hasta el final. Esto requiere lucidez, autocontrol, que esperemos tenga Keiko Fujimori, y una bancada disciplinada que entienda la diferencia entre los gestos y las intenciones verdaderas.”
¡Y eso fue todo! Sin referirnos para nada a la bancarrota moral que se trasluce del juego político burgués que nos propone, digamos que Martín se la lleva fácil. O aquí hay mucho de favoritismo étnico por parte de Keiko Fujimori, o realmente KF tiene pocas luces. Porque lo primero que habría que preguntarle al hábil Tanaka es cómo va y cómo ve, el marco externo del contexto que él parece creer inamovible y calmado. No es acaso cierto que el mundo unipolar que él creía eterno no va más. No es acaso cierto que el liberalismo y el fin de la historia (la frase feliz que siempre buscó y que le fuera esquiva) están camino al cementerio. Y no es cierto también que sin excepción hay muchos haciendo sobretiempo en el Federal Reserve System, rezando a las mil vírgenes para que el agónico dollar dure un poco más y que todo este desmadre no desemboque en un cataclismo, ante el cual la gran crisis de los años 30, nos parecerá juego de niños. Y en lo que se refiere a la izquierda peruana, no percibe acaso que la izquierda de hoy está muy lejos de ser la izquierda del 2006, y que si se quiere, sólo para referirnos al tema de su unidad y salvando las distancias, las elecciones del 2016 han sido en términos de simetría, lo que 1905 fue para el 1917 del proletariado ruso.
Si esto es así y así es, debemos decirle a Martín Tanaka:
¡Vamos Martín, mueve tu cucú!